sábado, 19 de marzo de 2016

Pi: El orden del caos

La película Pi: El orden del caos, realizada en 1998 por Darren Arofnosky  es una realización poco usual perteneciente al género de thriller, cuenta la historia de un matemático, quien cree que el universo puede ser descifrado a través de esquemas numéricos, busca patrones en la naturaleza que puedan ser aplicados a cualquier situación actual. El personaje principal, llamado Max Cohen, es un hombre desesperado por encontrar esta constante, sin embargo, existen otros grupos que también tienen esta desesperación por encontrar una respuesta, organizaciones económicas, y un grupo religioso.
Durante la película se hace referencia a varios temas matemáticos bastante famosos que resultan ser más complicados de lo que se cree, por ejemplo. La espiral, el número de Fibonacci… También tiene una relación con temas religiosos que resultan estar ligados a las matemáticas. Así es como la película presenta diferentes puntos de vista e intereses de la sociedad actual. Por un lado, la necesidad de los empresarios de controlar la economía, manejar el dinero y tener el poder del mundo actual, del otro lado, la necesidad de los grupos religiosos de encontrar una respuesta a sus creencias, conocer la respuesta a la existencia y saber que es Dios. La película transmite una idea clara, creer o no es una decisión propia.

A pesar de que el tema de esta película permite una interpretación directa y clara, se ocupa demasiado la exageración. El deseo de los personajes de obtener el número que protagonista a descubierto es mucho obligándolos a realizar acciones dramáticas que desconciertan al que ve la película. Básicamente, la película completa es desconcertante, es imposible comprender el propósito de la historia desde el principio, el espectador puede entender que es lo que sucede en la mayoría de las escenas, pero no comprende cual es el propósito de estos sucesos. Por otro lado, el sonido y la imagen no son de lo mejor, los continuos sonidos agudos pueden ser molestos y la imagen puede no ser clara. 

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